En una generación los españoles hemos pasado de tener muchos hijos, en tiempos que la economía iba mucho peor, en que éramos un país mas pobre, a tener uno o ninguno.
Cuando era chico, todos mis amigos tenían dos o tres hermanos. Los que solo tenían uno eran minoría y los hijos únicos brillaban por su ausencia. Hoy lo normal suele ser un hijo. Dos, resulta hoy, una exageración demográfica impresionante. Es un problema a futuro: estamos generando una sociedad de hijos únicos que están repletos de juguetes y que no necesitan ni siquiera desear porque se los damos antes. Sigue leyendo
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